lunes, 30 de noviembre de 2015
"DRÁCULA". Séptimo tramo de lectura"
Semana del 30 de noviembre al 6 de diciembre: desde la página 181 (comienza el capítulo XXIII. Del diario del doctor Seward. 3 de octubre) hasta la 204 (Del diario del doctor Seward. 28 de octubre). Continúa, sin pausa, la acción.
ALGUNAS ACLARACIONES:
- En la página 181, se menciona la Escoliomancia (en el texto, Escolomancia): legendario escuela de magia diabólica en lo alto de los Cárpatos.
- En la página 182, al principio, aparece la expresión latina Festina lente. Significa Apresúrate despacio (nada conviene menos a un gran capitán que la precipitación y la temeridad).
- En la página 183, aparece la expresión latina Nota bene. Significa "préstese atención".
- En la página 184, se habla de un "cuchillo kukri. Es una espada corta, curvada, de un solo filo.
- En la página 190, leemos la expresión francesa double entente. Significa "doble sentido" y tiene que ver con un juego de palabras intraducible que aparece en la edición original en inglés: leemos en la página 189: ... se dirigió directamente a su último recurso... (mejor, "refugio"), a su última obra terrestre...; aquí aparecen las expresiones "earthwork" ("obra terrestre", de manera literal) y "earth-box" ("cajón de tierra").
- En la página 190, tenemos la expresión latina Omne ignotum pro magnifico. Su significado: "Todo lo que no se conoce se considera prodigioso".
- En la página 194, al principio, aparece la palabra tomaínas. Son unos alcaloides tóxicos que se producen en la putrefacción de la materia orgánica.
Drácula: sus orígenes
La imagen moderna del vampiro ha sido innegablemente delineada por el personaje creado por Bram Stoker, el cual fue personificado por actores legendarios como Bela Lugosi y Christopher Lee. A su vez, el Drácula de Stoker se basa en un príncipe rumano llamado Vlad Tepes, quien fue héroe de su país en la guerra contra turcos.
Vlad Tepes nació en 1430 o 1431. Su padre, también llamado Vlad, fue condecorado con la Orden del Dragón por el rey de Hungría merced a su “valor en la batalla” contra los turcos. Draco en latín significa dragón. Vlad el Viejo llegó a ser conocido como Vlad el Dragón, o Vlad Dracul. Drácula es el diminutivo de Dracul, y Vlad el Joven ganaría el nombre de Vlad Drácula. Este último también fue llamado Vlad el Empalador, en referencia a su forma favorita de tortura y ejecución, que consistía en empalar gente en grandes estacas. Vlad Tepes utilizó su ejército para hacer retroceder a las tropas turcas y así impedir la expansión del imperio otomano por Europa. Después de que los turcos fueron ahuyentados, Drácula continúo empalando a la población local en grandes números como método de asegurar la ley y el orden. Fue retirado de su trono por el rey de Hungría y murió en circunstancias misteriosas alrededor de 1476.
Aunque el vampiro de Stoker lleva el nombre de Drácula, existen razones para creer que la trama del escritor irlandés se basó en la vida de la “condesa sangrienta”, Elizabetha Bathory, una noble húngara del siglo XVI llevada a juicio bajo los cargos de tortura y asesinato de entre 150 y 600 jóvenes mujeres y hombres.
En Drácula Was a Woman: In Search of the Blood Countess of Transilvana (Drácula fue mujer: en busca de la condesa sangrienta de Transilvania), Raymond McNally, profesor de Estudios Rusos y de Europa del Este, además de ser especialista en la leyenda de Drácula en el Boston College, subraya los motivos para creer que el conde Drácula literario está basado en la figura histórica de la condesa Bathory:
“Después de haber escrito cuatro libros en torno al Drácula histórico, el novelado y el vampirismo, estaba razonablemente seguro de haber tenido éxito en la exploración temática del conde Drácula. Sin embargo, continué encantado por varias preguntas sin resolver: no existían asociaciones entre el histórico Vlad Tepes, conocido como “El Empalador”, y el acto de beber sangre en ninguno de los documentos del folklore rumano, tal como lo apuntó Bram Stoker, autor de la novela Drácula. El Drácula histórico, sobre el que Stoker sabía bastante, fue un príncipe, ¿por qué entonces, Stoker lo presentó sólo como un conde? Vlad Tepes era rumano, no húngaro, como se apunta en la novela, ¿por qué el conde Drácula es retratado como un miembro de la antigua Hungría que lleva en sus venas sangre de Atila el Huno? ¿De dónde extrajo Stoker la idea de presentar al conde como un joven después de beber sangre humana, una noción no prevaleciente en el folklore rumano? Además hay una gran carga de erotismo en la novela, aunque poco en la vida del Vlad Tepes histórico, ¿de dónde provino ese erotismo?”
La respuesta a sus interrogantes, McNally la guía por los senderos recorridos por Elizabeth Bathory, que fue un personaje con características tan interesantes como terroríficas. Los registros de su juicio confirman que la condesa y sus cómplices asesinaron un extraordinario número de mujeres jóvenes después de haberlas torturado, aduciendo que los crímenes poseían un cierto placer erótico. Al término del juicio, los cómplices fueron ejecutados y Bathory pasó el resto de sus días en prisión. Murió, sin mostrar signos de remordimiento, en 1615.
Las referencias frecuentes a las preferencias sexuales de Bathory han contribuido a crear de ésta una imagen de vampira lesbiana. Su tía Ana Klara –también una reconocida lesbiana— y Elizabeth gustaban de “vestir ropa de hombre y jugar juegos de varones”. Asimismo, durante el juicio realizado el 7 de enero de 1611, dos testigos afirmaron que sobrevivió a las torturas y declaró que “mucha de la sangre drenada era transportada por la misma condesa, ayudada por dos mujeres vestidas de hombre”.
martes, 24 de noviembre de 2015
"DRÁCULA". Sexto tramo de lectura
Semana del 23 al 29 de noviembre: desde la página 152 (Del diario de Mina Harker. 1 de octubre) hasta la 181 (comienza el capítulo XXIII. Del diario del doctor Seward. 3 de octubre). Entramos de lleno en la persecución del conde; los acontecimientos se van precipitando: nos enteramos de cosas espeluznantes.
ALGUNAS ACLARACIONES.
- En la página 138 (al final) aparece el siguiente texto: "Aunque, en realidad, el vendedor de cierta panacea ha vulgarizado la perogrullada hasta llegar al desprecio". Esa "cierta panacea" puede aludir a unas píldoras fabricadas en Gales que se vendían muy baratas. Según el folleto que se acompañaba, "actúan directamente sobre la sangre y los jugos de todo el cuerpo, fortaleciéndolos y purificándolos".
- En la página 139 (casi al final) aparece la expresión "la leche derramada no se puede recoger". Corresponde a nuestro dicho "a lo hecho, pecho".
- En la página 145 se menciona al "viejo escita". Es el Tiempo: en el arte renacentista era frecuente representarlo como un anciano de barba blanca con una guadaña o una clepsidra (reloj de agua).
- En la página 148 aparece la expresión latina "In manus tuas, Domine", que quiere decir "En tus manos, Señor", paráfrasis de las palabras que pronunción Jesús al morir en la cruz: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".
- En la página 154, primer párrafo, lo correcto es lo siguiente: "Una columna de fuego por las noches y de vapor durante el día". Imitación del Éxodo (segundo libro de la Biblia).
- En la página 159 aparece la palabra efracción. Aunque no la registra nuestro Diccionario de la Lengua, significa forzar las medidas de seguridad de un lugar. O sea, forzar la entrada.
- En la página 160, se menciona a Enoch: era el padre de Matusalén, famoso por haber vivido muchísimo. Un poco más abajo, cuando se dice "Porque anda con Dios", se da a entender que Renfield anda con el diablo.
- En la página 160, se menciona a Malvolio, personaje de Shakespeare.
- En la página 161, aparece la frase "cruel sólo para ser bueno", que aparece en Hamlet, obra de Shakespeare.
Sobre el personaje de Drácula
Drácula /
OCHO COSAS QUE (QUIZÁS) NO SABÍAS SOBRE DRÁCULA
El chupasangre está lleno de sorpresas.
POR ROTH CORNET
Desde Bela Lugosi a Conde Draco (¡e incluso Chócula!), Drácula es uno de los personajes más populares y frecuentemente interpretados en la cultura popular.
La mayoría sabréis que el malvado no-muerto apareció por primera vez en la novela de Bram Stoker, pero aquí os dejamos ocho datos que puede que desconozcáis sobre el chupasangre más famoso del mundo.
Como siempre, nos encantaría que nos comentaseis otras curiosidades de las que tengáis conocimiento sobre este mítico personaje. Para ello contáis con la sección de comentarios en la parte inferior del artículo.
1. Vlad puede no haber sido la inspiración para Drácula
Se ha creído desde tiempo atrás que Drácula –la ahora clásica novela de Bram Stoker– cogió su nombre del infame Vlad, príncipe de Valaquia.
Sin embargo, cuánto sabía el autor sobre el Vlad real está sujeto a debate. Muchos sostienen que probablemente sabía muy poco sobre el hombre histórico y que podría, después de todo, no haberle puesto ese nombre a su libro por Vlad. Es posible que Drácula fuese usado simplemente porque Stoker descubrió que significaba Diablo en rumano.
El hallazgo de notas de investigación de Stoker ha puesto en tela de juicio su conexión con el despiadado gobernador. De hecho, Drácula fue originalmente titulado"Un-Dead" (No-Muerto) y su principal personaje "Count Wampyr" (Conde Wampyr).
2. La leyenda de Vlad es igual de terrorífica que la de Drácula
Resulta curioso pensar que Stoker no tenía conocimiento de Vlad, pues el Empalador se ha convertido en parte integral de nuestra comprensión del personaje. Además, la leyenda y la tradición lo pintan como un hombre que era un héroe nacional para algunos y un villano posiblemente más monstruoso que el cruel y horripilante vampiro para otros.
Cuando se trataba de matar a sus enemigos del Imperio Otomano, el Hijo del Dragón era un adicto al trabajo. Sin embargo, ¡no se puede decir que el hombre no tuviera estilo! De ser todo cierto, Vlad era el alma de la fiesta; si la fiesta contaba con sociópatas ordinarios y Stalin.
El Empalador supuestamente gozaba con el rociado de hemoglobina en su cara, despellejando vivos a los aldeanos, hirviendo a ladrones gitanos y luego forzando a otros gitanos a comérselos, invitando a amigos a cenar solo para asesinarlos y mojar pan en su sangre conforme iban muriéndose sobre la mesa…
La leyenda también cuenta que cuando un visitante se quejaba de que la casa de Vlad –que estaba plagada de cadáveres en descomposición– olía mal, el despiadado líder lo colgaba del techo, donde el hedor era menos fuerte… Y después lo empalaba, por supuesto. Y para demostrar su control sobre la población, Vlad colocaba una copa de oro en la plaza del pueblo de Targoviste. A pesar de la pobreza rampante, nadie, ni uno solo de los 60.000 habitantes, cometía el error de tocar la copa de incalculable valor.
Es difícil saber cuánto de propaganda o exageración hay en este dato, pero se estima que Vlad mató a entre 40.000 y 100.000 personas.
3. Drácula puede haber estado basado (en parte) en Oscar Wilde
Aunque había investigado durante años el folclore vampírico europeo, Stoker bromeó con que el empujón definitivo para su influyente novela fue una pesadilla que tuvo tras ingerir cangrejos en mal estado con mayonesa; trataba sobre un abominable rey vampiro que se levantaba de su tumba…
Sin embargo, se teoriza que Stoker se inspiró tanto en sus contemporáneos como en figuras fantásticas o históricas –o en cocina imprudente–. Se dice que basó la teatralidad de Drácula en el que fuera en su día su jefe, el actor shakesperiano Henry Irving. Muchos han especulado también que la sexualidad del poeta Walt Whitman y el dramaturgo Oscar Wilde inspiró al vampiro lascivo y amante de la sangre.
Algunos creen que Stoker utilizó su novela de horror gótico en parte para castigar a Wilde por sus inclinaciones sexuales. Otros consideran que estaba resolviendo su propia y conflictiva sexualidad. Stoker, sin duda, tenía una historia complicada con Wilde, y cualquiera que fuera el caso, los rígidos valores victorianos jugaron un papel en la concepción de la novela.
La mordedura de Drácula puede haber representado lo que era para algunos un gran pecado: sexo sin amor o sin la santificación del matrimonio, con el consumo de la sangre como una degradación del ritual cristiano de la comunión.
En todo caso, Drácula probablemente inspiró a suficientes niños góticos lujuriosos como para hacer implosionar los cerebros de los más puritanos. Pero desde los cuentos de los hermanos Grimm a Viernes 13, las historias de terror han servido tanto para asustar como para aleccionar y moralizar.
4. Drácula no fue el primer vampiro
Publicado en 1897, el Drácula de Stoker puede ser la historia vampírica más frecuentemente adaptada –con más de 200 películas sobre el personaje–, pero su protagonista no fue el primer vampiro.
Los vampiros han atormentado la cultura humana durante milenios, existiendo en diversos folclores probablemente desde que empezáramos a enterrar a nuestros muertos, siendo los Balcanes el primer lugar donde se utilizó dicho nombre. La literatura vampírica comenzó a constituirse en los siglos XVIII y XIX, primero en poesía, pero pronto también en historias cortas y novelas.
Uno de los primeros –y más influenciables– relatos cortos de vampiros publicados fue inicial y falsamente acreditado a Lord Byron, siendo realmente escrito por su médico, John Polidori en 1819. Titulado "El vampiro", su autor se inspiró para escribir el libro en los días oscuros y lluviosos pasados con sus amigos leyendo historias escalofriantes de Fantasmagoriana y contando las suyas de terror propias. Fue en este momento también cuando Mary Shelley concibió por primera vez"Frankenstein o el moderno Prometeo".
Otras ficciones populares de vampiros son la historia por fascículos a un penique Varner el vampiro (1847) y el cuento de una vampiresa lesbiana, Carmilla, escrito por Sheridan Le Fanu y publicado en 1872.
5. Batman vs. Drácula
Drácula ha aparecido en numerosos cómics, incluida la longeva serie de Marvel La tumba de Drácula, que también dio a luz a Blade. Pero fue en la novela gráfica de DC Batman y Drácula: Lluvia roja en la que el Caballero Oscuro dio al Rey de los Vampiros una muerte poética por empalamiento. Sin embargo, Drácula fue el último en reír, como está acostumbrado a hacer, y convirtió a Batman antes de morir. Fue un momento trágico de "Soy un monstruo, mátame, por favor" para el Cruzado Enmascarado. Este no es el único enfrentamiento que han tenido estos dos personajes.
6. Juega con el Príncipe de la Oscuridad
En la popular saga de videojuegos Castlevania, Drácula ha estado rondando por ahí cerca de mil años. Su primera aparición cronológica ocurre en 1094, y la última en 2036. Entre medias, el conde ha sido resucitado más de diez veces y servido como el gran malo en más de dieciséis juegos de Castlevania.
7. Ryder trajo a Drácula de vuelta a la gran pantalla
La película de Drácula, de Bram Stoker (1992), dirigida por Francis Ford Coppola, cobró vida gracias al entusiasmo puesto por Winona Ryder. Según consta, la actriz leyó el guion cuando iba a ser convertido en un filme para televisión y rápidamente se lo llevó a Coppola con ganas de hacer algo grande.
Ryder no había hablado con el director desde que se retirara a última hora de El padrino. Parte III por agotamiento. Aun así, Coppola aceptó dirigir la película. Algo que la actriz puede haber llegado a lamentar, ya que aparentemente la dirigía sin descanso en el set, gritando epítetos –junto con otros métodos rumoreados poco delicados–, con el fin de lograr la respuesta emocional deseada.
8. Nosferatu casi se pierde
A pesar de hacer varios ajustes y cambios en la historia y personajes, los creadores de Nosferatu fueron demandados por su adaptación no autorizada de Drácula. Al ganar la viuda de Stoker el juicio, se mandó destruir todas las copias y negativos de la obra cinematográfica de Murnau. Sin embargo, sobrevivió una, pues ya había sido distribuida. Con el tiempo, se hicieron duplicados de dicha copia, permitiendo que Nosferatu se mantuviera viva y se convirtiera en la película de culto que es. Como curiosidad, este filme fue el que introdujo la idea de que la luz del sol mata a los vampiros.
Drácula fue adaptado y reimaginado en un sinnúmero de formas y múltiples idiomas en el siglo XX. En este también se está dejando ver, como en la reciente Drácula: La leyenda jamás contada, y seguro que lo disfrutaremos más veces en el futuro.
Adaptado por Marta Sánchez Ortigosa, colaboradora de IGN España.
lunes, 16 de noviembre de 2015
FRAGMENTO DE LA NOVELA. Sobre Mina Harker y las mujeres
La actriz Winona Ryder, encarnando al personaje de Mina Harker, en la película de Francis Ford Coppola
"Nosotras, las mujeres, tenemos algo de madres que nos hace elevarnos sobre las cosas menos importantes cuando se invoca la maternidad; sentí que aquella cabeza de hombre, presa del dolor, reposaba sobre mí, como si fuera la del bebé que algún día podré tener en el regazo, y le acaricié el pelo, como si se tratara de mi hijo. En aquel momento no pensé en lo extraño que era todo aquello".
Piensa en este personaje y en su "evolución".
"DRÁCULA". Quinto tramo de lectura
Semana del 16 al 22 de noviembre: desde la página 122 (comienza el capítulo XVI) hasta la 152 ("Del diario de Mina Harker. 1 de octubre). Finaliza la que podemos llamar "historia de Lucy" y comienza la búsqueda del conde.
ALGUNAS ACLARACIONES:
-En la página 134 (al final del párrafo encabezado por el 30 de septiembre), aparece la expresión latina ex post facto: es un término legal que significa "después de los hechos", "retrospectivamente".
-En la página 138, otros dos "latinajos": 1. non causa ("sin causa") e ignoratio elenchi ("ignorancia del argumento"; se aplica a cualquier argumento irrelevante, sin importancia).
domingo, 15 de noviembre de 2015
"Otra tumba de vampiros, ahora en Polonia"
Otra tumba de vampiros, ahora en Polonia
4 agosto, 2013
POR Redacción BBC Mundo
Aún no se sabe cuándo fueron enterrados los cuatro cuerpos. En 2012, arqueólogos en Bulgaria hallaron dos esqueletos medievales atravesados por el pecho con dos varas de hierro, una costumbre pagana común en algunos pueblos hasta hace un siglo
Una cuadrilla de obreros descubrió una curiosa tumba con cuatro esqueletos cuando trabajaba en la construcción de una carretera en la ciudad de Gliwice, en el sur de Polonia.
Cuando un equipo de arqueólogos e historiadores se acercó al lugar para analizar el contenido del sitio funerario se dio cuenta de que no se trataba de un entierro común y corriente: los cuatro cuerpos habían sido decapitados y enterrados con la cabeza entre las piernas.
Esta práctica era común en el medioevo para acabar con los supuestos vampiros.
Otro método que usaban para matar a toda aquella persona sospechosa de ser pariente de Drácula era colgarlos de una horca hasta que el cuerpo se pudriese y finalmente se separase de la cabeza
Según las creencias populares, enterrar al supuesto vampiro con la cabeza entre las piernas servía para evitar que se levantara de su tumba y regresara en busca de sangre al mundo de los vivos.
Folklore
Aún no se sabe cuándo fueron enterrados los cuatro cuerpos. Como no estaban acompañados de ninguna clase de posesión terrenal, la tarea de determinar las fechas en que fallecieron es más compleja.
“Es muy difícil precisar cuándo se llevaron a cabo estos entierros”, explicó al periódico polaco Dziennik Zachodni el arqueólogo Jacek Pierzak, quien trabajó en el sitio.
Los restos ya fueron enviados a un laboratorio para ser analizados, pero las estimaciones iniciales apuntan al siglo XVI.
El hallazgo de las llamadas tumbas de vampiros no es un fenómeno extraño en el este de Europa.
El año pasado, arqueólogos en Bulgaria hallaron dos esqueletos medievales atravesados por el pecho con dos varas de hierro, una costumbre pagana común en algunos pueblos hasta hace un siglo, para impedir que los muertos se convirtiesen en vampiros.
En ese país ya se han encontrado cerca de 100 “tumbas de vampiros”.
De acuerdo con el arqueólogo Petar Balabanov, quien descubrió en 2004 seis esqueletos con clavos en un sitio en la ciudad de Debelt, en el este de Bulgaria, esos ritos paganos también se practicaban en Serbia y otros países balcánicos.
Las leyendas de vampiros forman parte importante del folklore de la región. Estos mitos inspiraron la legendaria novela de horror gótico de Bram Stoker, Drácula, publicada en 1897. La novela ha sido llevada al cine en numerosas ocasiones.
Julio 16, 2013.
martes, 10 de noviembre de 2015
"DRÁCULA". Cuarto tramo de lectura
Semana del 9 al 15 de noviembre: desde la página 90 hasta la 122, cuando comienza el capítulo XVI. Aquí se abre una de las partes más interesantes de la novela. Fíjate, sobre todo, en los "argumentos" de van Helsing para convencer al Dr. Seward (págs. 111 a 113).
ARQUEOLOGÍA. "Encuentran dos esqueletos con estacas clavadas"
Encuentran dos esqueletos con estacas clavadas
12 junio, 2012
POR Javier Resines
De acuerdo con especialista, son ya 100 los enterramientos hallados en Bulgaria que presentan esa peculiar costumbre pagana. El investigador añade que “a menudo, las personas consideradas vampiros eran clérigos y aristócratas”
(argentinos24.com.ar)
Un equipo de arqueólogos búlgaro ha desenterrado los restos, con una antigüedad de 800 años, que se encontraban en el monasterio de Sozopol, junto al mar Negro, concretamente en un cementerio situado detrás de la iglesia ortodoxa de San Nicolás.
El conservador del Museo Nacional de Historia Natural de Bulgaria, Bozhidar Dimitrov ha comentado que “estos dos esqueletos con estacas son una muestra más de ciertas prácticas simbólicas que algunas localidades búlgaras han mantenido hasta la primera década del siglo XX. La creencia pagana consideraba que algunas personas –demonios en vida, malas personas— podían convertirse en “vampiros” una vez muertos para seguir atormentando a sus víctimas, siendo una estaca clavada en el tórax el único remedio para evitar que se levantaran de sus tumbas“.
De acuerdo con Dimitrov, son ya 100 los enterramientos hallados en su país que presentan esa peculiar costumbre pagana. “No entiendo por qué se levanta tanta revuelo cada vez que sale otro resto similar“, opina. El investigador añade que “a menudo, las personas consideradas vampiros eran clérigos y aristócratas”.
¿Vampiros en la Edad Media? ¿O sólo un singular ritual funerario? Existen numerosos y recientes hallazgos de extraños enterramientos que nos llevan fácilmente a pensar en vampiros y brujas medievales. Así, el arqueólogo Petar Balabanov, que en 2004 descubrió seis esqueletos del siglo IV inmovilizados con clavos en el sitio arqueológico vecino de Debelt , declaró que esta práctica había existido también en otros países balcánicos, sobre todo en Serbia.
Hallazgo de Toscana
Esqueleto con siete clavos incrustados en la mandíbula (aeromental.com)
Recientemente, en septiembre de 2011, un grupo de arqueólogos trasalpinos encontró en Piombino, en la Toscana, los restos mortales de una mujer enterrada hace 800 años que supuestamente se corresponden con los de una bruja medieval, según la principal hipótesis que se maneja.
El esqueleto –que fue hallado sin mortaja ni ataúd— tenía siete clavos clavados en su mandíbula y trece más enterrados en el suelo a su alrededor que, probablemente, fueron incrustados en su ropa. De acuerdo con los investigadores, conforme a la creencia medieval, los clavos impedían que la bruja pudiera resucitar. El arqueólogo Alfonso Forgione, de la Universidad de L´Aquila, opina que “esto indica que se intentó asegurar que no se fuera a levantar de entre los muertos y aterrorizar a los vecinos que estaban obviamente convencidos que era una bruja que poseía poderes malignos”.
Cerca del hallazgo también encontraron el esqueleto de otra mujer, en esta ocasión rodeado de 17 dados, número de la mala suerte en Italia, además, de ser un juego prohibido para las mujeres durante mucho tiempo.
Basándose en todos estos indicios, los investigadores han llegado a la conclusión de que los enterramientos pueden haber estado conectados con algún tipo de exorcismo.
Vampiro de Venecia
Sin salir de Italia, en 2009 se anunciaba el hallazgo de otra posible “vampiro”, en esta ocasión en Venecia, cuyo esqueleto presentaba un fragmento de piedra entre las mandíbulas. El equipo de investigación sostiene que los restos fueron enterrados con un ladrillo encajado entre las mandíbulas para evitar que se alimentara de las víctimas de una plaga que azotó la ciudad en el siglo XVI.
Matteo Borrini, antropólogo de la Universidad de Florencia, señaló que el hallazgo, situado en una pequeña isla de Lazzaretto Nuovo, en la laguna de Venecia, apoya la teoría de que en tiempos medievales se creía que los vampiros eran los responsables de la propagación de plagas como la peste negra.
“Es la primera vez que la arqueología ha conseguido reconstruir el ritual de exorcismo de un vampiro”, señaló Borrini. “Esto contribuye a verificar cómo nació el mito de los vampiros”. El esqueleto fue desenterrado en una fosa común de la plaga veneciana de 1576, durante la que murió el pintor Tiziano, en Lazareto Nuevo, localizado a tres kilómetros al noreste de Venecia y que fue empleado como un sanatorio para enfermos de peste.
Enterramiento de Venecia
Osamenta con ladrillo en la boca (s15443877.onlinehome-server.info)
La sucesión de plagas que diezmaron Europa entre 1300 y 1700 alimentó la creencia en vampiros, sobre todo debido a que la descomposición de cadáveres no se comprendía bien aún, ha señalado Borrini. Los sepultureros que reabrían las fosas comunes, a menudo se encontraban con cuerpos hinchados por gases, con cabelleras que seguían creciendo y con sangre que fluía de algunas bocas, lo que les llevaba a creer que muchos fallecidos seguían vivos. Las mortajas que se usaban para cubrir las caras de los muertos a menudo se descomponían debido a las bacterias en la zona de la boca, lo que dejaba al descubierto los dientes de la víctima. De este modo, los vampiros pasaron a ser conocidos como “comedores de mortajas”.
Según textos religiosos y médicos medievales, se creía que los no muertos difundían la pestilencia para chupar la vida que aún quedaba en algunos cadáveres. Así se mantenían hasta que conseguían la fuerza suficiente para volver a las calles. “Para matar un vampiro había que retirarle la mortaja de la boca, que era su sustento, como la leche para un bebé, y colocarle algo incomestible”, ha precisado Borrini. “Es posible que se haya encontrado otros cadáveres con ladrillos en la boca, pero esta es la primera vez que el ritual ha sido identificado”.
El doctor Peer Moore-Jansen de la Universidad el Estado de Wichita en Kansas asegura haber encontrado un tratamiento similar a algunos esqueletos desenterrados en Polonia y aunque considera el descubrimiento de Borrini excitante objeta que es muy osado nombrar a su esqueleto como “el primer vampiro encontrado”.
Celàkovice
En República Checa se halló en 1997 un cementerio con 14 tumbas de “vampiros” (conocelaotrahistoria.blogspot.com)
También en la República Checa, concretamente en Celàkovice, el arqueólogo Jaroslav Paçek anunció que había descubierto en 1997 el primer cementerio dedicado exclusivamente a vampiros, o al menos, a los acusados de serlo. En concreto, se trata de 14 tumbas de personas enterradas allí acusadas de vampirismo en las que se advierten prácticas y ritos para evitar que estos supuestos vampiros volvieran a la vida tras su ejecución. En los enterramientos, los muertos tenían el cráneo roto con un clavo de hierro, el corazón traspasado por un palo y en la boca aparecía clavado un cuchillo.
En los últimos años se han publicado otros hallazgos de este tipo en la región. Concretamente, en 1996, en una necrópolis de Praga fue hallada una tumba similar y en Eslovaquia se encontró un féretro envuelto por cadenas para impedir la salida del supuesto vampiro.
Bulgaria, Serbia, Toscana, el Véneto, Polonia, República Checa, Eslovaquia…Tal vez la creencia en vampiros durante la Edad Media (e incluso en época mucho más reciente) fuera más real y se encontrara más extendida de lo que imaginamos desde nuestra distante y pagana visión actual. Así lo atestiguan, al menos, los numerosos hallazgos que -poco a poco son dados a conocer.
Tomado de:La Otra Historia (http://conocelaotrahistoria.blogspot.mx/). Junio 6, 2012.
sábado, 7 de noviembre de 2015
CINE. "F. W. Murnau, señor de las plagas"
F.W. Murnau, señor de las plagas
28 julio, 2009
POR Opera Mundi
Nosferatu, de F. W. Murnau, perdura como un testamento artístico del cine silente, al condensar el horror y la tragedia en una historia en la que no se pronuncia una sola palabra
El mito del vampiro es uno de los más poderosos en el folklore universal, enraizado en antiguas creencias y tradiciones. Los temas de sangre, sexo y muerte están registrados a través de la historia y prevalecen enriquecidos hasta nuestros días incluso en las religiones más modernas.
Las leyendas de vampiros persistieron durante varias generaciones gracias a la historia oral. Y en ella, el nombre de Nosferatu –tomado del idioma eslovaco antiguo para denominar al que trae consigo las plagas— es ampliamente aceptado para describir a los cuerpos reanimados que regresan por las noches a demandar una dosis de vida. En una época de enfermedades inexplicables, galopantes y epidémicas, el vampiro se convirtió en el chivo expiatorio ideal, acusado literalmente de succionar la vida.
La denominación de vampiro también ha servido para identificar figuras históricas como el barón Gilles de Rais y la condesa Elizabeth Bathory. De Rais, alguna vez guardia personal de Juana de Arco, desarrolló una lujuria de sangre que sólo satisfizo con la violación, tortura y asesinato de alrededor 150 adolescentes. Bathory, quien más se aproxima al estereotipo de Drácula, nativa de la región de los Cárpatos, se cree que fue responsable de la tortura y sacrificio de más de 600 mujeres jóvenes, a las que extraía la sangre para utilizarla en sus baños, pues creía que así mantendría su piel fresca y joven.
Las leyendas de vampiros persistieron durante varias generaciones gracias a la historia oral. Y en ella, el nombre de Nosferatu –tomado del idioma eslovaco antiguo para denominar al que trae consigo las plagas— es ampliamente aceptado para describir a los cuerpos reanimados que regresan por las noches a demandar una dosis de vida. En una época de enfermedades inexplicables, galopantes y epidémicas, el vampiro se convirtió en el chivo expiatorio ideal, acusado literalmente de succionar la vida.
La denominación de vampiro también ha servido para identificar figuras históricas como el barón Gilles de Rais y la condesa Elizabeth Bathory. De Rais, alguna vez guardia personal de Juana de Arco, desarrolló una lujuria de sangre que sólo satisfizo con la violación, tortura y asesinato de alrededor 150 adolescentes. Bathory, quien más se aproxima al estereotipo de Drácula, nativa de la región de los Cárpatos, se cree que fue responsable de la tortura y sacrificio de más de 600 mujeres jóvenes, a las que extraía la sangre para utilizarla en sus baños, pues creía que así mantendría su piel fresca y joven.
Primera llamadaEl vampiro como ahora se conoce en occidente hizo su primera aparición pública en la novela El vampiro, publicada en 1819. Aunque erróneamente se adjudica al perverso y pervertido poeta Lord Byron, en realidad el autor es el doctor John Polidori, amigo de Byron y quien concibió la historia del noble decadente, seductor, que se alimentaba de la sangre humana, en el mismo castillo y en la misma época en que Mary Shelley escribió el fascinante cuento de hadas gótico Frankenstein.
En la novela de Bram Stoker, Drácula, el mito del vampiro madura. La imagen ahora es refinada, sofisticada e inteligente. La combinación de sensualidad salvaje y modales civilizados volvió locos a los lectores victorianos, lo que también significó un espejo en el que esa misma sociedad se reflejaba. Las interpretaciones acerca de la popularidad de la novela de Stoker varían, pero todas se centran en una tesis básica: del cuento como alegoría de la dinámica psicosexual en la época victoriana.
Con los condimentos de amor, sexo, muerte y sangre, las posibilidades dramáticas de Drácula la hicieron accesible al teatro y más adelante a la industria del cine. Aunque Nosferatu fue el primer filme de la saga y, como cualquier vampiro decente que se precie de serlo, se rehusó a morir.
Sinfonía de horror
La empresa Prana-Film, así llamada por el concepto budista de “prana”, el aliento como vida, se formó en 1921. Aunque planeaba lanzar un ambicioso panel de películas con temas del ocultismo oriental, la cinta Nosferatu fue debut y despedida de la empresa. Originalmente titulada Nosferatu, Eine Symphonie des Grauens/Nosferatu, una sinfonía de horror, la película fue filmada en locaciones (algo muy raro en su tiempo) en el verano de 1921.
F.W. Murnau hizo una elegante utilización del altamente estilizado movimiento expresionista de la posguerra en los estudios, en la iluminación y en el ambiente. Siguiendo la tradición de películas como El Gólem (la primera versión coescrita por Galeen, el guionista de Nosferatu) y El gabinete del Dr. Caligari, la distorsión, la exageración, las metáforas extremas y el énfasis en la composición y en el juego de sombras cumplieron su papel para alcanzar una cinta lírica, plena de imágenes dramáticas. Curiosamente, gran parte de la cinta se desvió de las anotaciones originales del director Murnau, lo que implica que mucho en la película fue improvisado.
Debido a que la utilización del expresionismo tendía hacia lo artificial, Murnau decidió mezclar el naturalismo y el expresionismo, alcanzando con ello una pesada carga de horror y suspenso. Las películas de expresionismo puro, como El gabinete del Dr. Caligary, fueron rodadas enteramente en estudio, por lo que se abusó de los escenarios distorsionados por la iluminación. No así Nosferatu, que fue filmada en exteriores y a plena luz del día; sólo en las escenas nocturnas se recurrió a los estudios, donde el conde Orlock, saturado de expresionismo, puso los pelos de punta a las audiencias.
Una escena particularmente memorable en la cinta es cuando Hutter es llevado al castillo de Orlock. El crepúsculo ha caído y los aldeanos rehúsan transportar a Hutter a su destino. En un claro de bosque que rodea el castillo de Orlock espera un carruaje, aparentemente sin conductor. Mientras el carruaje lleva a Hutter a la montaña, el viaje es bañado por una aura fantasmal. De acuerdo a un amigo cercano de F.W. Murnau, el asistente Edgar Ulmer, en una entrevista concedida para la revista francesa Midi-Minuit Fantastique, Murnau estaba fuertemente influenciado por el director sueco Mauritz Stiller, cuyo trabajo proporcionó a Murnau la idea de utilizar película negativa para filmar el viaje de Hutter al castillo, logrando con ello un efecto de pesadilla.
La naturaleza del mal
Sin embargo, la imagen más siniestra de la cinta corresponde a Max Schreck en el papel del conde Orlock. Desafiando todas las interpretaciones habidas y por haber del vampiro, el Orlock de Schreck es la corporización absoluta del mal: alto, los dedos en forma de garra, la apariencia fantasmal, los ojos hundidos. Schreck, de manera magistral, refleja el cuerpo del no muerto que es, diferenciándose grandemente así de las interpretaciones modernas de Drácula.
La reacción a la película fue sumamente favorable. El público y la crítica se deshicieron en elogios, no así la viuda de Bram Stoker, Florence. Pese a que Nosferatu guarda pocas similitudes con la novela del escritor irlandés, existían las semejanzas necesarias para entablar una demanda legal.
Prácticamente dejada en la ruina por su esposo, Florence Stoker estaba dispuesta a sacar provecho de todo lo que oliera a vampirismo. Alertada de que la película se estrenaría el sábado 4 de marzo de 1922 en el Marble Hall de los jardines del zoológico de Berlín, Florence se hizo de los servicios de G. Herbert, de la Sociedad Británica de Autores Incorporados, quien la asesoraría en su batalla judicial. Desafortunadamente para Florence, los gastos en publicidad empleados para la promoción de Nosferatu habían vaciado las arcas del naciente estudio Prana-Film, al grado de que para el verano de 1922 la compañía cerró. A causa del juicio, en julio de 1925 la corte alemana ordenó que todas las copias de Nosferatu fueran destruidas.
Los negativos de la película, sin embargo, continuaron su éxodo hacia varios puntos del viejo continente, donde fueron proyectados con sumo entusiasmo, lo que dio motivos para que Florence Stoker insistiera en su cruzada legal. Lo más que logró la viuda del autor de Drácula fue que se suspendiera la premier en Londres en 1925, aunque cuatro años después Nosferatu alcanzó las pantallas de plata de Estados Unidos.
No obstante su acogida primaria, Nosferatu no logró un éxito comercial y crítico inmediato. Tuvieron que suceder los horrores de la Segunda Guerra Mundial para que la película encontrara su propio contexto de horror y de demencia. A pesar de los estándares actuales de sangre y violencia, Nosferatu mantiene su sitial como uno de los grandes filmes de horror de todos los tiempos. La película de F. W. Murnau perdura como un testamento artístico del cine silente, al condensar el horror y la tragedia en una historia en la que no se pronuncia una sola palabra.
En la novela de Bram Stoker, Drácula, el mito del vampiro madura. La imagen ahora es refinada, sofisticada e inteligente. La combinación de sensualidad salvaje y modales civilizados volvió locos a los lectores victorianos, lo que también significó un espejo en el que esa misma sociedad se reflejaba. Las interpretaciones acerca de la popularidad de la novela de Stoker varían, pero todas se centran en una tesis básica: del cuento como alegoría de la dinámica psicosexual en la época victoriana.
Con los condimentos de amor, sexo, muerte y sangre, las posibilidades dramáticas de Drácula la hicieron accesible al teatro y más adelante a la industria del cine. Aunque Nosferatu fue el primer filme de la saga y, como cualquier vampiro decente que se precie de serlo, se rehusó a morir.
Sinfonía de horror
La empresa Prana-Film, así llamada por el concepto budista de “prana”, el aliento como vida, se formó en 1921. Aunque planeaba lanzar un ambicioso panel de películas con temas del ocultismo oriental, la cinta Nosferatu fue debut y despedida de la empresa. Originalmente titulada Nosferatu, Eine Symphonie des Grauens/Nosferatu, una sinfonía de horror, la película fue filmada en locaciones (algo muy raro en su tiempo) en el verano de 1921.
F.W. Murnau hizo una elegante utilización del altamente estilizado movimiento expresionista de la posguerra en los estudios, en la iluminación y en el ambiente. Siguiendo la tradición de películas como El Gólem (la primera versión coescrita por Galeen, el guionista de Nosferatu) y El gabinete del Dr. Caligari, la distorsión, la exageración, las metáforas extremas y el énfasis en la composición y en el juego de sombras cumplieron su papel para alcanzar una cinta lírica, plena de imágenes dramáticas. Curiosamente, gran parte de la cinta se desvió de las anotaciones originales del director Murnau, lo que implica que mucho en la película fue improvisado.
Debido a que la utilización del expresionismo tendía hacia lo artificial, Murnau decidió mezclar el naturalismo y el expresionismo, alcanzando con ello una pesada carga de horror y suspenso. Las películas de expresionismo puro, como El gabinete del Dr. Caligary, fueron rodadas enteramente en estudio, por lo que se abusó de los escenarios distorsionados por la iluminación. No así Nosferatu, que fue filmada en exteriores y a plena luz del día; sólo en las escenas nocturnas se recurrió a los estudios, donde el conde Orlock, saturado de expresionismo, puso los pelos de punta a las audiencias.
Una escena particularmente memorable en la cinta es cuando Hutter es llevado al castillo de Orlock. El crepúsculo ha caído y los aldeanos rehúsan transportar a Hutter a su destino. En un claro de bosque que rodea el castillo de Orlock espera un carruaje, aparentemente sin conductor. Mientras el carruaje lleva a Hutter a la montaña, el viaje es bañado por una aura fantasmal. De acuerdo a un amigo cercano de F.W. Murnau, el asistente Edgar Ulmer, en una entrevista concedida para la revista francesa Midi-Minuit Fantastique, Murnau estaba fuertemente influenciado por el director sueco Mauritz Stiller, cuyo trabajo proporcionó a Murnau la idea de utilizar película negativa para filmar el viaje de Hutter al castillo, logrando con ello un efecto de pesadilla.
La naturaleza del mal
Sin embargo, la imagen más siniestra de la cinta corresponde a Max Schreck en el papel del conde Orlock. Desafiando todas las interpretaciones habidas y por haber del vampiro, el Orlock de Schreck es la corporización absoluta del mal: alto, los dedos en forma de garra, la apariencia fantasmal, los ojos hundidos. Schreck, de manera magistral, refleja el cuerpo del no muerto que es, diferenciándose grandemente así de las interpretaciones modernas de Drácula.
La reacción a la película fue sumamente favorable. El público y la crítica se deshicieron en elogios, no así la viuda de Bram Stoker, Florence. Pese a que Nosferatu guarda pocas similitudes con la novela del escritor irlandés, existían las semejanzas necesarias para entablar una demanda legal.
Prácticamente dejada en la ruina por su esposo, Florence Stoker estaba dispuesta a sacar provecho de todo lo que oliera a vampirismo. Alertada de que la película se estrenaría el sábado 4 de marzo de 1922 en el Marble Hall de los jardines del zoológico de Berlín, Florence se hizo de los servicios de G. Herbert, de la Sociedad Británica de Autores Incorporados, quien la asesoraría en su batalla judicial. Desafortunadamente para Florence, los gastos en publicidad empleados para la promoción de Nosferatu habían vaciado las arcas del naciente estudio Prana-Film, al grado de que para el verano de 1922 la compañía cerró. A causa del juicio, en julio de 1925 la corte alemana ordenó que todas las copias de Nosferatu fueran destruidas.
Los negativos de la película, sin embargo, continuaron su éxodo hacia varios puntos del viejo continente, donde fueron proyectados con sumo entusiasmo, lo que dio motivos para que Florence Stoker insistiera en su cruzada legal. Lo más que logró la viuda del autor de Drácula fue que se suspendiera la premier en Londres en 1925, aunque cuatro años después Nosferatu alcanzó las pantallas de plata de Estados Unidos.
No obstante su acogida primaria, Nosferatu no logró un éxito comercial y crítico inmediato. Tuvieron que suceder los horrores de la Segunda Guerra Mundial para que la película encontrara su propio contexto de horror y de demencia. A pesar de los estándares actuales de sangre y violencia, Nosferatu mantiene su sitial como uno de los grandes filmes de horror de todos los tiempos. La película de F. W. Murnau perdura como un testamento artístico del cine silente, al condensar el horror y la tragedia en una historia en la que no se pronuncia una sola palabra.
jueves, 5 de noviembre de 2015
"El príncipe de las tinieblas". Santiago Ronclagliolo
Hace unos años, en "El País Semanal" apareció una serie de artículos que, con el nombre genérico de Malos de la Historia, retrataban a distintos personajes de la historia y de la literatura. Uno de ellos es este, dedicado a Vlad III de Valaquia (Drácula).
El príncipe de las tinieblas
Vlad III de Valaquia, más conocido por Drácula, el hijo del diablo sediento de sangre, fue un hombre cruel transformado en leyenda gracias al escritor Bram Stoker, que lo refinó y le convirtió en un conde exquisito. Su historia es de terror
SANTIAGO RONCAGLIOLO
EL PAIS SEMANAL - 21-08-2005
La novela ‘Drácula’, de Bram Stoker, fue muy injusta con su fuente de inspiración, el príncipe Vlad III de Valaquia. Parece cierto que Vlad asesinó a más de 100.000 personas en un país de medio millón de habitantes. Es verdad que disfrutaba ordenando muertes lentas y torturas como despellejamientos, mutilaciones, descuartizamientos, clavos en la carne humana, marcas con hierros calientes en la piel, prácticas caníbales y, su pasatiempo favorito, empalamientos. Pero la historia no ha podido probar que le haya mordido el cuello a ninguna chica.
Además, tenemos que ponernos en situación: son los estertores de la Edad Media en lo que hoy es Rumania, precisamente la triple frontera entre el imperio otomano, la Europa ortodoxa y la Europa católica. Los gobernantes de Valaquia saben que, sin importar de qué lado se pongan, los de algún otro lado vendrán a machacarlos. Entre los sistemas medievales de presión política figuran la decapitación, el apaleamiento y el saqueo de poblaciones enteras. El código penal de la época tampoco era una perita en dulce: los hechiceros eran quemados; los falsificadores, hervidos en aceite; a los blasfemos se les colgaba de la lengua con un gancho; a quien cortaba un árbol sin permiso se le arrancaban las tripas, se le ataba con ellas y se le obligaba a correr alrededor del árbol hasta que quedase enroscado.
Afrontémoslo: Vlad era un psicópata; pero hay que reconocer que, si eso fuese una carrera académica, la Valaquia del siglo XV habría sido un interminable y sangriento doctorado.
El padre de Vlad, Vlad II, ya había tenido que lidiar con esos tiempos violentos. Era caballero de la Orden del Dragón, creada para combatir a los turcos, y de ahí tomó su apellido Dracul. Por una travesura de la etimología, Dracul en rumano significa “el diablo”. Al pequeño Vlad, nacido en Transilvania en 1431, le correspondió el simpático sobrenombre de Draculea: hijo del diablo.
Con el apoyo del rey de Hungría, papá Vlad llegó a voivoda (o sea, príncipe de Valaquia) a cambio de su apoyo en la lucha contra los impíos otomanos. Pero los húngaros sufrían tantas revueltas internas que no eran capaces de ayudarle a él en la defensa de sus territorios. Los turcos, en cambio, eran muchos y estaban muy bien armados y disciplinados. Nada más llegar al trono, con mucho sentido práctico –y poco ético–, papá Vlad decidió cambiar de bando. Ofreció tributo al sultán, le rindió un homenaje junto a 300 de sus nobles, besó el borde de su manto y, para que no quedase lugar a dudas, le entregó como rehenes a sus dos hijos menores: Vlad y Radu.
Pocos hermanos han sido tan distintos entre sí como esos dos. Si Vlad era corpulento, Radu era un enclenque. Si Vlad mostró desde pequeño un valor rayano en locura temeraria, Radu era débil de carácter y diletante. Si Vlad tenía las cejas espesas, el labio inferior hinchado y unas fosas nasales como dos cráteres, Radu era famoso por su belleza física. Pero, sobre todo, si Vlad era un austero y reprimido moralista, Radu era la sensualidad en persona. Desde la pubertad despertó los apetitos del heredero del sultán, Mehmed, y aunque se resistió al principio, luego descubrió las ventajas y comodidades del intercambio de favores.
Parece que Vlad no se adaptó tan bien. En realidad, tampoco se quedó tanto tiempo. En 1446, los húngaros vengaron la traición de su padre apaleándole hasta la muerte y negándole el derecho a sepultura. Su hermano mayor, Mircea, corrió la suerte inversa: lo enterraron vivo. De un día para otro, el pequeño Vlad se convirtió en heredero directo a príncipe de Valaquia.
Pero el sistema de elección del voivoda no se basaba en la primogenitura. De hecho, dependía de una asamblea de los nobles eslavos llamados boyardos, que elegían entre los candidatos de la familia real. La elección solía realizarse según la conveniencia del momento. Y Vlad no convenía. Su primer gobierno con apoyo turco duró sólo dos meses antes de ser defenestrado. Su sucesor, Vladislav II, no se mostró hostil con el sultán, así que, a Turquía, el cambio le dio igual. Vlad perdió el respaldo otomano. Decepcionado y abandonado una vez más, el joven vagó durante los siguientes ocho años por Europa tratando de recabar apoyos políticos para recuperar el trono que consideraba legítimamente suyo.
La oportunidad llegaría de las manos más inesperadas. Una disputa comercial con Hungría le costaría el trono a Vladislav II. El rey húngaro necesitaba un candidato más condescendiente para gobernar Valaquia, y se acordó de Vlad. Comenzaron los conciliábulos entre los húngaros –siempre dispuestos a olvidar que ellos habían matado a la familia Dracul– y los boyardos –siempre dispuestos a llegar a un acuerdo mientras no les tocasen la cartera–. Ya se sabe que en política la memoria es corta. Ni siquiera el propio Vlad se molestaba con problemas de conciencia. Para alcanzar su ansiado trono sólo tenía dos alternativas: aliarse con los turcos, que ya le habían traicionado, o aliarse con los asesinos de su padre y de su hermano. Optó por lo segundo.
En 1456, a los 25 años, Vlad entró en Valaquia al mando de un ejército transilvano. No le costó mucho hacer prisionero al voivoda Vladislav y ejecutarlo frente a un público más ávido de espectáculo que de justicia. Así se inauguraba el principado de Vlad III, que en adelante añadiría a su nombre de Draculea el apelativo de Tepes (“el empalador”).
Digamos que soy voivoda de Valaquia. Me amenaza, por un lado, un ejército de 100.000 hombres; por el otro, uno de 70.000. No cuento con mis boyardos, que han montado un sistema para limitar mi poder a sus caprichos. Mis campesinos están hartos de la explotación y se niegan a pelear. Mis antecesores han durado un promedio de tres años, dedicados exclusivamente a seguir durando. Soy un pelele político sin dinero, sin poderío militar y sin influencia sobre otros Estados. Sólo hay algo que puede mantenerme al mando: el miedo. Si no me sacan será porque no se atreven.
Consciente de ello, Vlad siguió un orden muy riguroso en la administración de la violencia. Empezó ocupándose del enemigo interior. Siguiendo la costumbre, organizó un festín de Pascua para todos los boyardos con influencia en la elección del principado, unos 500. Cuando la fiesta estaba en lo mejor se le ocurrió un ingenioso juego de preguntas y respuestas. La primera pregunta era: ¿a cuántos voivodas habéis visto pasar? Los nobles se divertían. Varios mencionaron a seis, a ocho. Algunos de los más viejos recordaban hasta 30. La segunda pregunta era: ¿no os parecen demasiados? Ahora, los boyardos se carcajeaban. Son más que platos hay en esta mesa, son más que las jarras de vino que uno se puede beber. Se lo estaban pasando en grande. Vlad dio la respuesta ganadora: “Si han sido tantos es por culpa de vuestra infamia y vuestra traición”. A algunos se les cortó la risa al oírle, otros pensaron que era hora de irse a casa. Pero era tarde. Se abrieron las puertas del salón e ingresó la guardia personal de Vlad.
Los nobles fueron capturados sin mucho esfuerzo. Suplicaron piedad, pero nadie les estaba escuchando. Les ataron las manos a la espalda y les dejaron los pies bien separados. Les colocaron boca abajo y lubricaron con aceite sus orificios posteriores. Luego, los verdugos introdujeron por ahí palos puntiagudos que afirmaron a martillazos hasta que penetraron unos 50 centímetros. Finalmente sembraron los palos como árboles en el suelo. La punta de los palos era roma, de modo que no perforaba los órganos internos; sólo los iba haciendo a un lado a su paso, buscando una salida, mientras los cuerpos descendían por su propio peso. Algunos tardaron en morir tres días.
El empalamiento cumplía una función didáctica. Se realizaba en lugares transitados, como plazas y caminos, a modo de advertencia por si a algún otro gracioso se le ocurría traicionar al voivoda. Las víctimas se dejaban ahí durante meses, mientras los cadáveres se iban descomponiendo.
Vlad repartió las propiedades de los boyardos empalados entre algunos nobles menores, varios monjes y muchos campesinos libres, para crear una nueva clase dominante leal a sus órdenes. Pero no debemos inferir de ello una actitud elitista por su parte. Vlad era muy democrático en su salvajismo. Su siguiente banquete fue para los mendigos y pordioseros de Valaquia. Esta vez, el juego de las preguntas era distinto: “¿Queréis veros libres de miserias y privaciones?”. Los mendigos querían. Para satisfacerlos, Vlad cerró las puertas de la sala y les prendió fuego. El problema de la pobreza estaba resuelto.
A los gitanos también les ofreció una salida productiva. Reunió a unos 300, escogió a tres de ellos y los mandó asar. A fuego lento. A los demás les ofreció una opción: o se comían a sus amigos, o se enrolaban en el ejército. Los gitanos formaron a partir de entonces un contingente armado de dudosa heroicidad.
El problema con los malos es que siempre creen que son buenos. Vlad estaba obsesionado con la virtud de su pueblo, que promovía con medidas drásticas. Si algo realmente le desesperaba era la infidelidad femenina. Las mujeres que engañaban a sus esposos eran empaladas por la vagina con hierros candentes. Sus órganos sexuales y pechos eran mutilados, y si su pecado era grave, se las desollaba antes del empalamiento. Sus hijos, por lo general, sufrían el mismo castigo. Si eran muy pequeños, los empalaban incrustados en los pechos vacíos de las madres. Vlad sabía por experiencia propia lo peligroso que podía ser en el futuro un hijo sediento de venganza. El infanticidio era el modo más práctico de curarse en salud.
Sin embargo, no se puede acusar a Vlad de nepotista. Estaba dispuesto a impartir su peculiar sentido de justicia incluso contra sus seres queridos. Una vez, al verle deprimido, su amante le dijo para alegrarle que esperaba un hijo de él. Pero era mentira. Vlad la hizo revisar por unas comadronas. Tras certificar el falso embarazo la rajó personalmente de la pelvis al pecho en busca del supuesto bebé.
Algunos biógrafos con influencia del psicoanálisis sugieren que su insólito despliegue de crueldad se debía a que Vlad era sexualmente impotente y sublimaba sus carencias sexuales a través de la tortura. Pero él se justificaría diciendo que la suya era una legítima preocupación por la sana moral de los rumanos. Bueno, probablemente no diría nada. Simplemente mandaría empalar al biógrafo. En todo caso, cabe decir en su favor que era igualmente cruel con los ladrones, a quienes, por lo visto, juzgaba tan réprobos como a los pobres, las mujeres, los niños y los gitanos. Conocedores de la severidad de los castigos –que incluían, aparte del consabido empalamiento, la pérdida de los ojos–, los amigos de lo ajeno contuvieron sus impulsos en Valaquia. Vlad estaba especialmente orgulloso del símbolo de su autoridad: la copa para beber de la fuente en la plaza de Tirgoviste. La copa era de oro puro y no estaba custodiada. Pero nadie se atrevió a robarla durante todo su reinado. El imperio de la ley y el orden, que le dicen.
Pero hasta ahora sólo hemos hablado de la paz. Luego hubo una guerra. Y la cosa empeoró.
Aparentemente, Vlad se habría podido ahorrar el enfrentamiento contra el poderoso imperio otomano. Pero es que el príncipe tenía muy malos modales. El emisario encargado de cobrar el tributo del sultán se presentó en su castillo con el turbante puesto. Y eso no le gustó. El turco le explicó que ésa era su costumbre, que ni siquiera ante el sultán se quitaba el turbante. Vlad dijo: “Quiero, entonces, confirmarte en tus costumbres”, y mandó clavarle el turbante a la cabeza. De más está explicar que no pagó el tributo.
Para colmo, Vlad se dedicó a atacar las fortalezas turcas del Danubio. Quizá simplemente decidió adelantarse a la invasión que se produciría más tarde o más temprano. O quizá fantaseaba con liderar a la cristiandad en su cruzada contra los infieles. Eso al menos parece indicar la carta que envió al soberano de Hungría para convencerle de sumarse a los combates: “He matado a hombres y mujeres, a viejos y jóvenes, desde Oblucitza y Novoselo, donde el Danubio entra en el mar, hasta Samovit y Ghigen. Hemos matado a 23.884 turcos y búlgaros, sin contar aquellos a los que quemamos en sus casas, o cuyas cabezas no fueron cortadas por nuestros soldados […]; 1.350 en Novoselo, 6.840 en Silistria, 343 en Orsova, 840 en Vectrem, 630 en Tutrakan, 210 en Marotim, 6.414 en Giurgiu, 343 en Turnu, 410 en Sistov, 1.138 en Nicópolis, 1.460 en Rahovo…”. El escrito iba acompañado por dos costales llenos de orejas, narices y cabezas. Pero ni así convenció a nadie. Vlad tendría que enfrentarse solo al sultán Mehmed, que además estaba tan furioso que dirigiría personalmente a su guardia de élite, los jenízaros, y a su ejército de 100.000 hombres. Uno de ellos, por cierto, era un viejo conocido: Radu el Hermoso, el hermano de Vlad, el elegido del sultán para ocupar el trono de Valaquia tras la victoria.
Como única estrategia posible, Vlad, que sólo contaba con 20.000 hombres, inventó la guerrilla: atacaba de noche y por sorpresa, rapiñaba la retaguardia turca, asesinaba a los soldados que se apartaban del grueso de la tropa. También tenía métodos para potenciar el valor de sus propios soldados: premiaba y condecoraba a los heridos por el frente; en cambio, a los que presentaban heridas por la retaguardia, señal de huida, los empalaba. Además ordenó a sus súbditos aplicar la estrategia de tierra quemada. Los valacos dejaron los pueblos y se refugiaron en las montañas con víveres y ganado. Los soldados turcos se desmoralizaban al no tener nada que saquear.
El sultán continuaba su avance hacia Tirgoviste, bajo un sol abrasador y sin agua. Cada vez entendía menos qué tenía que ganar en esa guerra. La marcha duró siete días. El último de ellos encontraron el bosque de los empalados: 20.000 cadáveres sembrados en una extensión de 10 kilómetros cuadrados. Hombres, mujeres, niños cubiertos de cuervos y buitres que construían sus nidos en sus cavidades óseas. Tras el bosque estaba la capital abandonada y vacía.
Mehmed dejó ahí a Radu, un heredero legítimo que pronto consiguió el apoyo de los boyardos, hartos de los excesos del anterior voivoda y ansiosos de paz con los turcos. Vlad huyó a Hungría. Sus aliados le habían abandonado, su hermano ocupaba el trono de Valaquia y su mujer se había suicidado ante la inminencia de la derrota. Pero aún no terminaban sus problemas. Los húngaros interceptaron unas supuestas cartas de Vlad ofreciéndole una alianza al sultán. Fue a Buda en busca de ayuda y sólo consiguió hacerse arrestar.
Su cautiverio duró 12 años, pero no parece haber sido especialmente duro. Se trató más bien de un arresto domiciliario. El rey de Hungría se complacía mostrándoselo a sus huéspedes, como una bestia de feria conocida por la leyenda de su crueldad. Quién sabe si Vlad también se divertía con eso. Tenía otroshobbies. Cazaba ratones y los empalaba. Compraba pájaros en el mercado sólo para atormentarlos y dejarlos en libertad. Una vez, un alguacil entró en su casa sin avisar, durante la persecución de un ladrón. Vlad lo mató. Explicó que no se entra así en casa de un príncipe. Al rey húngaro le pareció muy gracioso.
Pero en política, la memoria es corta. Los conflictos en Valaquia continuaron. Radu murió asesinado o en combate, ni siquiera se sabe. Los turcos volvieron a atacar. Los europeos necesitaban al mejor jefe militar que se les había enfrentado. Una vez más, Vlad Drácula volvió a Valaquia para enfrentarse a Mehmed.
Hay tres versiones de lo que ocurrió entonces. La primera dice que Vlad murió en combate; la segunda, que sus hombres le confundieron con un turco y lo mataron; la tercera, que un sicario le degolló por la espalda. En cualquier caso, todos tenían razones para hacerlo. La supervivencia de Vlad entre valacos, turcos y húngaros era imposible. A petición de Mehmed, decapitaron su cuerpo. Enterraron el tronco en el monasterio de Snagov y enviaron la cabeza al sultán conservada en miel para que la exhibiese clavada en una lanza. Años después, el hijo de Vlad, el último Drácula, gobernaría y moriría asesinado, como todos sus familiares.
Un grabado de la época muestra a Vlad almorzando apaciblemente al lado de un bosque de empalados. Frente a él, uno de sus empleados trocea a un cadáver. Sin embargo, Vlad no come carne humana ni bebe sangre, sólo almuerza. En la mesa hay pan, quizá un guiso. El grabado forma parte de las fuentes de la historia de Vlad, que se convirtió en el primer best seller del mundo antes que la Biblia. Las crónicas alemanas hablan de él como un monstruo; las rusas, aunque no ahorran detalles sobre su crueldad, le consideran un hombre justo que defendió a los suyos contra los extranjeros y los nobles corruptos. Incluso muchos rumanos le consideran un héroe nacional, pero uno de ellos parece haber sido el dictador Ceausescu, que no resulta una buena referencia.
A lo largo de la historia, esas leyendas, que tienen mucho de tradición oral y seguramente de exageración, jamás se mezclaron con las de los vampiros –mugrientos muertos-vivos putrefactos y sin glamour– que abundaban en Rumania. Hasta la llegada de Bram Stoker. Stoker convirtió al desagradable engendro en un refinado conde centroeuropeo, haciéndole más digerible para el lector victoriano, y barnizándolo, por supuesto, con una pátina de atractivo sexual.
No está claro cuánto investigó Stoker realmente y cuánto fue producto de su calenturienta imaginación. Está claro que Vlad, el hijo del diablo sediento de sangre cuya cabeza fue arrancada y clavada en una estaca, el príncipe que peleó contra tres religiones y cuya alma vagaría por la tierra rechazada de todos los paraísos, daba juego para todo tipo de fábulas. Pero había cosas que ni el talento literario de Stoker podía prever. En 1931, un equipo de arqueólogos exhumó el sepulcro de Vlad Drácula en el monasterio de Snagov. En el interior sólo encontraron huesos de animales.
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